Pasta fresca en casa

Se dice que cuando el Diablo no tiene que hacer, con el rabo mata moscas que más o menos es que se te ocurren ideas peregrinas de vez en cuando como si no tuvieses bastante.

Esta receta puede ser el caso ya que la pasta fresca que encuentras en los super está muy buena y aunque el resultado obtenido es muy bueno, si no tienes tiempo, no lo dediques porque la verdad es que su tiempo se lleva y si empiezas con el tiempo justo, tendrás problemas.



Es verdad que queda muy artesanal y buena. De hecho le hemos visto muchas posibilidades, en parte gracias al buen conformar de mis hijos que ven la parte positiva de las cosas.
Para la elaboración me he basado en una receta que vi en una revista genérica aunque para la siguiente vez introduciremos variaciones.

Ingredientes (para cuatro personas -ver nota en el desarrollo-)

  • 100 gr de harina de trigo
  • 100 gr de harina de garbanzos
  • 2 huevos
  • 2 cucharadas de aceite de oliva
  • una pizca de sal


Empezamos pesando las harinas. En la receta original hablaba de harina de castañas pero no hemos encontrado. Usamos harina de garbanzos y así es como si comieses también legumbres.
Lo cierto es que he usado las cantidades que comentaba y aunque ha estado bien, si hubiese añadido más cantidad, lo hubiese aceptado por lo que la próxima vez empezaré con 125 gr de cada y a ver si está mejor de cantidad.

Echas las harinas en un bol grande, los dos huevos y un poco de sal. Empiezas a remover y después amasas.


Para amasar, lo mejor es echar harina en la encimera y amasar directamente sobre ella. La idea es dejar una masa uniforme.


Cuando consideres que está bien amasada, la vuelves a poner en el bol, la tapas con un trapo -la receta decía húmedo pero yo no lo he hecho, hoy es un día húmedo- y lo dejas reposar una hora.

Pasado ese tiempo vuelves a enharinar la encimera y empiezas a estirar la masa todo lo que puedas. Visto lo visto, creo que es mejor hacerlo en dos tandas para no tener mucha superficie para trabajar y poder dejarla muy fina.


Déjala lo más estirada que puedas sin que se rompa. Usa harina para que te sea más fácil y no se pegue en la encimera.


Con la ayuda de una regla o como mejor te apañes cortas unas tiras largas que vas separando y colocando para que se sequen. Deberías dejarlas secar como media hora. Dado que hoy es un día húmedo y frío lo que he hecho es meterlas unos minutos al horno a 50º.


Prepara una cazuela grande con agua y llévala a ebullición. Yo le he echado un chorro de aceite para que no se peguen las cintas y no se han pegado. Cuando esté hirviendo, echas sal.

Cuécelas de poco en poco. Las he puesto dos minutos exactos y las he sacado escurriendo encima de la cazuela directamente.

Hemos acompañado con una salsa boloñesa que teníamos junto a queso parmesano rallado.


El resultado ha sido positivo y pensamos que tiene recorrido. La próxima vez podríamos hacer placas como para lasaña o incluso ravioli si podemos hacerlas más finas. Iré actualizando.

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