La inutilidad del terrorismo que vivimos
Hace muchos años leí un libro llamado Cristal Rojo que sinceramente pensé que no valía mucho como tal pero que me impactó porque fue la primera vez que vi retratado lo absurdo del terrorismo actual y lo corto de recorrido intelectual de su acción.
Supongo que por aquel tiempo tenía idealizado (que no compartido), el caracter de los movimientos anarquistas de final del XIX y principios del XX pensando que cualquier acción se plantea para mejorar la humanidad aunque luego salga mal.
Después nuestro día a día me ha hecho ver que el terrorista como tal no tiene ideología ni siquiera principios humanos, simplemente destruye lo que los demás consideran su ambiente vital. Vemos a los terroristas como salvadores inútiles a los que nadie les ha pedido que hagan nada por el resto y que no se dan por aludidos cuando el pueblo les dice que se vayan.
Ayer hubo otro acto absurdo en esta linea. Acabar con Bhutto hace reafirmarme en mi idea de que el terrorista va en contra del pueblo, no contra el sistema. Desde la lejanía veía a Bhutto como alguien auténtica, alguien en quien el pueblo llano puede confiar y tal vez sea por eso por lo que acaban con ella, para terminar con la esperanza.
Otro problema es quién tiene que arreglarlo (si es que tiene arreglo). Tengo la sensación de que quien cree que tiene que arreglarlo es parte del problema y todo lo que dicen los políticos es vacío.
Nuestro real problema es que nosotros, todos nosotros, la masa, no actuamos como uno, juntando nuestros puntos comunes y respetando nuestras individualidades. Estoy convencido que por encima de religiones y otras ideologías, la mayoría de la gente quiere vivir en paz y querríamos que los políticos sólo articulasen esa vida en paz y no se metiesen en más cosas.
La verdad es que siento mucho lo que le pasará ahora al pueblo de Pakistan como le ha pasado al nuestro y como le pasa a todo el que tiene estos inútiles salvadores de la patria.
Supongo que por aquel tiempo tenía idealizado (que no compartido), el caracter de los movimientos anarquistas de final del XIX y principios del XX pensando que cualquier acción se plantea para mejorar la humanidad aunque luego salga mal.
Después nuestro día a día me ha hecho ver que el terrorista como tal no tiene ideología ni siquiera principios humanos, simplemente destruye lo que los demás consideran su ambiente vital. Vemos a los terroristas como salvadores inútiles a los que nadie les ha pedido que hagan nada por el resto y que no se dan por aludidos cuando el pueblo les dice que se vayan.
Ayer hubo otro acto absurdo en esta linea. Acabar con Bhutto hace reafirmarme en mi idea de que el terrorista va en contra del pueblo, no contra el sistema. Desde la lejanía veía a Bhutto como alguien auténtica, alguien en quien el pueblo llano puede confiar y tal vez sea por eso por lo que acaban con ella, para terminar con la esperanza.
Otro problema es quién tiene que arreglarlo (si es que tiene arreglo). Tengo la sensación de que quien cree que tiene que arreglarlo es parte del problema y todo lo que dicen los políticos es vacío.
Nuestro real problema es que nosotros, todos nosotros, la masa, no actuamos como uno, juntando nuestros puntos comunes y respetando nuestras individualidades. Estoy convencido que por encima de religiones y otras ideologías, la mayoría de la gente quiere vivir en paz y querríamos que los políticos sólo articulasen esa vida en paz y no se metiesen en más cosas.
La verdad es que siento mucho lo que le pasará ahora al pueblo de Pakistan como le ha pasado al nuestro y como le pasa a todo el que tiene estos inútiles salvadores de la patria.
Comentarios